Apuntes para intentar comprender la crisis del proceso de la civilización.
¿Elon
Musk no es un “oligarca”?
Capítulo
III
Corría un
día particularmente oscuro de la guerra en Ucrania - todo el mundo comenzaba a
estar obligado a tomar posición -, cuando en la línea de noticias breves de la
cadena Bloomberg apareció un enigmático texto que, con otras palabras, aseguraba:
Rusia aspiraba a un nuevo escenario geopolítico pero le salió “el tiro por la
culata”.
El autor
de este escrito tenía frente a esa noticia dos opciones, dejar el desvencijado
pero confortable sillón en el que miraba la televisión e ir a buscar en la
computadora o el celular inteligente el desarrollo de la información
(seguramente una entrevista a un especialista en geopolítica….) o seguir el
capítulo de Wallander, la excelente serie policial sueca, en unas de cuyas pautas
publicitarias aprovechó para observar el comportamiento de las “bolsas” de
valores, los precios de los “commodities”, etc.
Como
todas las cadenas de televisión públicas y privadas occidentales ya antes de la
guerra y con mayor vulgaridad durante la misma se convirtieron en estructuras
propagandísticas goebbelianas y como para los que pudimos observar el
periodismo posterior a las rebeliones juveniles del 68 (el mejor que se haya
producido en la historia humana) la posibilidad de acceder a una información
útil al entendimiento y la comprensión de la complejidad en la actualidad es
igual a cero, la preferencia por el sutil modo de presentar la dialéctica vulnerabilidad
/ búsqueda de la excelencia, que caracteriza al fenómeno humano, (que el autor
de Wallander aportó a la literatura policial), prevaleció como opción.
Pero la
inquietud planteada en la provocación de la cadena Bloomberg quedó dando
vueltas por ahí, en algún lugar del cerebro, ese sublime órgano creador “diseñado”
por la naturaleza posiblemente para comprenderse a sí misma y así tratar de producir
la eternidad para la vida.
(Ante las
imágenes de los mísiles, la organización de escudos de civiles indefensos para
protegerse de ellos, y otras involuciones del proceso de la civilización que se
observan a diario, el enunciado anterior referido a la naturaleza humana como
una maravillosa experimentación orientada a lograr que todo lo vivo permanezca
eternamente parece naif, pero si se analiza científico culturalmente al proceso
de la civilización los dos fenómenos resultan un componente muy relevante de la
dialéctica de la vida, por lo que volveremos sobre este problema cardinal de la
Historia cuando se exponga lo que el autor entiende por el proceso de la
civilización).
El día
siguiente a la anécdota Bloomberg / Wallander, antes de que el autor tuviese
tiempo para buscar más información sobre el titular de la cadena de noticias,
pudo observar a un pletórico de alegría Elon Musk inaugurando una planta de
autos eléctricos en Alemania. Evento al que asistieron el
canciller de esa industrializada nación, Olaf Scholz, y su ministro de
Economía, Robert Habeck.
Mientras
me dirigía hacia mi estudio, en un estupendo Ford Fiesta español del año 97,
ansiosamente dispuesto a obtener respuestas a las inquietudes de la noche
anterior, mi cerebro decidió poner ironía y complejidad a la “cosa”: ¿Elon Musk
no es un “oligarca”?
Pues no
hubiese podido desarrollar ni uno sólo de sus muy innovadores emprendimientos
sin el apoyo del Estado norteamericano. Con más precisión, sin un conjunto de
decisiones estatal federales que favorecieron, posibilitaron, que liderada a
una corporación preparada para perder muchísimo dinero mientras logra hegemonizar
un mercado en tal o cual área específica de su praxis empresarial.
La afirmación
sobre el hecho de que a Rusia le salió geopolíticamente el “tiro por la culata”
cuando se “empantanó” durante unas semanas en la guerra en Ucrania, supe un
rato después, refería a unas declaraciones de un muy mal asesorado Joe Biden que
quizá estuviesen dirigidas al sucesor de Angela Merkel, para convencerlo de que
sin Estados Unidos y sus misiles y Elon Musk, Alemania no tiene futuro. En general
no se recomienda poner a un presidente a formular apreciaciones de esa
naturaleza mientras se está desenvolviendo un acontecimiento que no se sabe
cómo termina, sino a un jerarca de tercer o cuarto nivel, pero ya se sostuvo
que la crisis de elite en occidente es dramática.
Lo que Biden
quiso decir, en todo caso, y es lo relevante, fue algo como “dejen de concebir
una alianza Francia, Alemania, Italia, Rusia” y pliéguense al frente común del
capitalismo corporativo liderado por Estados Unidos y el Reino Unido…algún
espacio quedará para Mercedes, Fiat y Renault, pero la primacía del dólar no es
negociable.
Como desde
hacía varios días había dejado dispuestos para leer (abiertos en la pantalla de
la computadora) un par de ensayos importantes sobre temas importantes, decidí
no prestar más atención al juego de las confabulaciones burocráticas orientado
a satisfacer intereses corporativos, que esa es la sustancia de lo descripto
más arriba, y continuar tratando de comprender la complejidad dialéctica de los
acontecimientos.
Para
hacerlo es necesario formularse algunas preguntas y aunque no vamos aquí a
poder esbozar una respuesta para más que unas pocas, su enunciación puede ayudar
a mirar la complejidad, en lugar de dejarse tomar por el tumulto de acciones de
manipulación propagandística que caracterizan en este momento a la política y
los medios de comunicación.
¿Qué contenidos caracterizan en el siglo XXI al
capitalismo en los países desarrollados de occidente? ¿Quién gestiona a ese
capitalismo corporativo monopolista necesariamente expansionista? ¿Un Estado,
dos Estados, tres Estados? ¿En qué posición en cuanto posibilidades de
desarrollo dejan esos contenidos a Rusia, India, Brasil, Sudáfrica, Argentina,
México, Pakistán, Arabía Saudita, España, Ucrania, Polonia, Argelia, Corea del
Sur, Vietnam, Japón…?
¿Qué
porcentaje de los capitales productivos y financieros de esos países pertenecen
a corporaciones norteamericanas y del Reino Unido?
¿Disponen
esos países de burguesías nacionales o grupos de propietarios rentistas de la
tierra capaces de liderar un proyecto competitivo o autónomo de desarrollo?
¿Tienen
que contar con “oligarcas” para evitar que gestionen sus recursos naturales
burocracias estatales no suficientemente competitivas o corporaciones
occidentales?
¿Quiénes
y operando inercialmente a partir de las formas de ser y de las necesidades
reproductivas del capitalismo corporativo monopolista dirigen actualmente al occidente
desarrollado?
¿Sus
intereses pueden coincidir con los del resto de la humanidad?
¿Si no
coinciden, pueden ser contenidos político jurídicamente o sólo un conflicto
militar prolongado resolverá el hondo problema de los intereses sociales
contrapuestos de los habitantes de unas y otras naciones?
¿Se puede
resolver la crisis de intereses contrapuestos mediante nuevas reglas de juego
del comercio y las políticas monetarias e impositivas de alcance mundial?
¿Los
empresarios capitalistas clásicos (involucrados directa y autónomamente en la
producción tanto técnica como intelectualmente) dejaron de existir y fueron sustituidos
por fondos de inversión, “oligarcas” u operadores sofisticados como Musk?
¿Nos
gobiernan plutocracias orgánicamente expansionistas, algo como una aristocracia
de tecnoburócratas de corporaciones privadas y funcionarios jerárquicos, con
capacidad de participar en los procesos de toma decisiones, de instituciones
públicas nacionales e internacionales de las principales potencias de occidente?
¿O planteado de otra manera, nos gobierna una aristocracia tecnoburocrática del
capital monopolista corporativo, (que abarca a todas las profesiones, incluidos
los periodistas) con alguna tenue vinculación con sus comunidades nacionales,
pero ya decididamente alienados a intereses económicos globales? ¿Constituyen
una subclase social?
¿Sus
prácticas son progresistas respecto del conservadurismo de las estructuras estamentales
semifeudales que perviven en unas cuántas naciones o son ellas mismas un nuevo
estamento de gestión al servicio de intereses plutocráticos -la alianza riqueza
y política- de unas pocas naciones desarrolladas?
¿Cumplen
una función social todavía necesaria históricamente, garantizar la producción dinámica
de bienes y servicios o son mayoritariamente parasitarias, como las burocracias
de los regímenes cesaristas?
¿Si nos
gobierna una “casta” universal, como dicen los neoliberales neofascistas que
quieren darle todo el poder a unos míticos empresarios innovadores a los que sitúan
en el lugar de Dios, eso significa que los conflictos de clase que se
desenvuelven al interior de las fronteras nacionales no pueden resultar más que
en prácticas conservadoras?
¿Tiene
algún impacto histórico social la lucha por el “derecho” al trabajo al interior
de tal o cual Estado nacional, o resulta ya imprescindible programar la
emancipación del trabajo, que sería sustituido por asociaciones de productores
libres del capital corporativo monopolista y de las estructuras burocráticas jerárquicas
de los Estados nacionales?
¿La nueva
Ruta de la Seda y la Franja, que promueve China, busca crear las condiciones para
posibilitar un desarrollo productivo en más naciones de desarrollo medio con el
objeto de regenerar la idea de la emancipación del trabajo asalariado y por
ello despierta tanto pavor a las elites occidentales? ¿Los componentes
singulares de la experimentación productiva e institucional China son imitables,
como solución a la crisis de la democracia, en occidente? ¿Es la competencia o
el temor ante la experiencia China la que motivó que ni uno sólo de los más
importantes partidos políticos del occidente europeo despertara la voz de
alarma frente a la creciente influencia del neonazismo en Ucrania?
¿Percibe
el occidente desarrollado en cuyo seno la lucha de clases produjo la democracia
republicana garantista que una alianza estratégica entre el comunismo chino y
el nacionalismo ruso los coloca “existencialmente” en desventaja porque no
están en condiciones de revertir la hegemonía “plutocrática” que se ha instalado
en sus instituciones?
Ucrania,
el dramático conflicto Ucrania y todas las demás guerras, genocidios, disputa
de territorios por el crimen organizado, debilitamiento de las instituciones
democráticas en todos lados, mercantilización de todas las esferas del mundo de
la vida, incluida la cultura y la comunicación, etc., no son más que la punta
del iceberg de la crisis civilizatoria que protagoniza la humanidad, pensé,
mientras decidía que ya eran suficientes las preguntas y me enfocaba en la lectura
de los ensayos, escritos hace tiempo, pero que posibilitan estudiar algunos de
los contenidos principales de la evolución del proceso de expansión del sistema
capitalista de producción al mundo entero.
(Continuará)
Nota. – En
el texto se hace referencia a los siguientes ensayos:
“Critical
Theory and the Critique of Anti-Imperialism”, de Marcel Stoetzler y “El capital
monopolista, ensayo sobre el orden económico y social de Estados Unidos, de Paul
Sweezy y Paul Baran.
Musk. Fuente: Gettyimage.
1 comentario:
Estimado
Da para estudiar muchísimo tanto material de la cantidad de países implicados y aparentemente por diferentes razones.
La pluralidad hace que vayamos también nosotros a buscar material y leer ensayos de autores creíbles.
China, Alemania, Italia y las ideologías contrapuestas con la pretensión de Biden me dejaron algo sorprendida
Son momentos de gran profundidad en las transiciones y transacciones del mundo entero.
Acá nadie queda afuera.
Muchas cosas, que hacen a la vida del planeta incluso, están en juego. Siento después de leer esto que estamos en unas redes tejidas de a poco cuidadosamente para llegar a objetivos inimaginables
La simpleza de otras épocas acabó.
Nos dejas mucho par pensar y mucho para leer.
Gracias
Publicar un comentario